Jorge Ortiz: alquimista del arte

En nuestra portada, una obra del artista Jorge Ortiz. Su obra, Tiempo de Exposición, podrá apreciarse hasta el 30 de noviembre en la galería El Coleccionista, ubicada en barrio Colombia.

La paradoja y el azar son dimensiones que, de distintas maneras, han estado siempre presentes a lo largo de la historia del arte. Incluso en los momentos que parecen más estables y clásicos es posible detectar la presencia de artistas que quiere mirar las cosas desde otro punto de vista, porque perciben la posibilidad de darle un giro a la realidad establecida, aunque saben que eso les quita la seguridad habitual y los lanza por caminos que, en última instancia, no se sabe a dónde conducen. Pero luego, cuando miramos hacia el pasado, en muchos casos percibimos que esas fueron coyunturas cargadas de creatividad, es decir, de potencial estético, significativo y también cultural.

Por eso, cuando Jorge Ortiz plantea su trabajo a partir de la paradoja y el azar no está hablando de la producción de fáciles efectismos, sino que reivindica su vinculación con la dimensión central del arte, en la búsqueda del universo de la creatividad.

Tras unos inicios juveniles donde creó las que son, quizá, las mejores fotografías de paisajes conceptuales del arte colombiano en el último cuarto del siglo XX, Jorge Ortiz decidió abandonar la cámara fotográfica pero no la fotografía. La suya es la obra y la vida de un fotógrafo que, como se complace en recordar, no tiene cámara analógica ni digital (exceptuando la de su celular que no interviene en su trabajo artístico), ni computador, ni está interesado en meterse en el mundo de las intervenciones electrónicas de las imágenes. Paradójicamente, él solo está interesado en hacer fotografías, en el sentido más estricto de la palabra.

Desde un punto de vista etimológico, la fotografía es una escritura o, mejor, una representación gráfica, como dice el Diccionario de la Lengua Española, que se logra gracias al efecto de la luz sobre una superficie sensible.

Al abandonar la cámara, Jorge Ortiz rompe con las herramientas de la fotografía analógica, incluido el uso del cuarto oscuro, y se entrega a la experimentación de los efectos de la luz directa sobre los papeles y los químicos fotográficos. Se trata, por supuesto, de un complejo proceso de experimentación que, por su misma novedad, estaba muchas veces expuesto al fracaso, hasta que la observación rigurosa, el control de los elementos, la persistencia y la disciplina en el trabajo le fueron posibilitando, poco a poco, descubrir los nuevos caminos que le abría esa mirada paradójica sobre asuntos tradicionales.

La apertura hacia la experimentación es una condición esencial del arte actual, cuyos antecedentes se remontan, al menos, a comienzos del siglo XIX. Frente a las normas bastante inflexibles que dominaban el antiguo arte académico, los artistas empezaron a preguntarse qué ocurriría si se modificaban los parámetros establecidos. Y es fácil imaginar a Jorge Ortiz, durante mucho tiempo en su taller, como seguramente todavía lo hace —silencioso, sincero, alegre y modesto—, preguntándose qué pasará si usa unos materiales u otros distintos, si emplea otros soportes, si somete los químicos a más o menos luz, si detiene el proceso con fijadores o lo deja que siga avanzando indefinidamente. Un taller, el de Jorge Ortiz, que es una especie de laboratorio alquímico en el cual el objetivo último es descubrir su piedra filosofal y que aquellos materiales se conviertan en el oro verdadero que es la obra de arte.

Un camino azaroso que lleva al descubrimiento, que no se revela a la razón sino a la sensibilidad. Los paisajes de Cerro Tusa de Jorge Ortiz, que aparecen en la portada de Vivir en el Poblado, producto de un complejo proceso de creación, nos recuerdan también que estamos ante un gran paisajista que, dejando de lado las prácticas tradicionales de la fotografía y de la pintura, nos ha permitido ver otras caras de nuestra realidad.

CARLOS ARTURO FERNÁNDEZ

Fuente: Artículo de internet. Jorge Ortiz: alquimista del arte. Vivir En El Poblado.