Este bosque parece silencioso, pero si se presta atención se alzan entre sus hojas ruidos míticos, sicológicos, biológicos, boticarios, surrealistas, políticos. Estos ruidos a veces explotan como épicas resonancias del Big Bang. Otras, son murmullos casi imperceptibles al interior de los árboles, tintineos bajo las enramadas o estruendos rompiendo las ciénagas. La naturaleza vibra aquí en múltiples capas y densidades.
Seis artistas mujeres son las exploradoras del bosque que ellas mismas han plantado y se ofrecen como guías para perderse en él. Van en contravía del arquetipo de la Pachamama, pues no se presentan a sí mismas como el símbolo mudo de la naturaleza. Su presencia no está definida ni por la maternidad ni por la fertilidad como ha sido usual en la historia de la cultura y de las imágenes. Ellas ahora tienen voz.
En lugar de diluirse mansas en la tierra, tienen preguntas sobre su posición en ella. Se paran con firmeza, caminan, investigan. Y llegan a paisajes sin horizontes, siguiendo su sensibilidad contemporánea. Con materiales orgánicos, sacuden los límites de la escultura. Esparcen manchas de tinta oriental para perseguir el tiempo. No tejen con hilos, sino con las nervaduras, los pistilos, los pétalos, los vacíos. La línea del dibujo instaura mundos sin categorías taxonómicas. Perciben las memorias y la potencia de las plantas. Prefieren el fragmento a las historias completas. Hacen eco de la esencia de las formas vegetales. Revuelcan la imagen, la niegan, la encienden.
El telón de fondo es el apocalipsis universal que conjuran caminando hacia atrás hasta llegar a un nuevo génesis sin utopías. Detrás del estrépito de la guerra, la naturaleza expoliada, los territorios rotos, el olvido de la sabiduría ancestral, escuchan los ruidos del bosque y dejan en él huellas leves y provocadoras.
Artistas: Natalia Giraldo, Maribel Flórez, Alejandra Arbeláez, Yuli Cadavid, Catalina Toro y Laura Montoya.
Curaduría: Sol Astrid Giraldo E.Escríbenos